odos los fumadores comparten con ellos una actitud básica: la pipa es un objeto muy personal que se escoge con pasión y conocimiento. No importa si es cara, barata o de colección, siempre se selecciona la mejor disponible porque su carácter define a quién la usa: objeto de arte –por fabricación, diseño e imagen- dedicado al gozo particular.
Quién comienza a fumar pipa o busca adentrarse más en esta actividad debe escoger con cuidado la primera –o una nueva- pipa. Hay que tomar en cuenta varios factores. La mayoría de las pipas están hechas de brezo, un arbusto del cual se toma la madera de sus raíces para crear la cazoleta donde se quema el tabaco; también se emplean materiales como olivo o raíz de coronilla. Son maderas duras, resistentes y difíciles de manejar. Las pipas de barro son muy populares, eficientes y de gran tradición, al igual que las hechas con cuerno de búfalo o venado.
El maestro pipero, verdadero artista del diseño, selecciona y corta las mejores piezas de madera por la belleza de sus vetas, su ausencia de nudos o porosidades e inicia el delicado pulido de la pieza; avanza con tiento como si fuera una escultura de mármol porque la madera puede ocultar defectos.
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